El docente como mediador de conflictos

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Un alumno es acusado por otro de haberle roto su tipex sin que nadie pueda corroborar su versión de los hechos ya que no hay testigos. El acusado, por lo visto, goza de una fama de contestón y rebelde que en los últimos tiempos ha hecho que los padres tengan que entrevistarse con su tutor. Con todo, nadie tiene pruebas de que realmente sea éste y no otro alumno el causante del –digamos- desaguisado.
Es el caso que minutos antes de realizar un examen el profesor de turno amenaza, ante toda la clase, con llevar a este alumno “ante el ministerio” –no sé muy bien a qué puede referirse este docente- si no repone el tipex que supuestamente ha roto. Se realiza la prueba y el alumno, que suele obtener buenas calificaciones, suspende.
Ahora, el alumno alega ante sus padres que este mal resultado se debe a que aquella amenaza pública le amedrentó hasta el punto de no poder concentrarse en la prueba.
Luis F. Güemes Suárez
En Alicante, a 10 de marzo de 2010

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